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Seminario famoso de París, fundado por Juan Santiago Olier, junto con la Congregación Compañía de sacerdotes que lo animaron y luego difundieron por Francia. Se hallaba junto a la parroquia del mismo nombre.
Desde la fundación de 1642 a 1652 se dio importancia a la educación del pueblo y de los niños y jóvenes, mediante los catecismos parroquiales
Los métodos, contenidos y sistemas que se emplearon en San Sulpicio quedaron en el recuerdo colectivo de la Francia de Luis XIV y se prolongaron en el tiempo. Ya Olier dividió la extensa parroquia en doce barrios, a los cuales los seminaristas acudían a enseñar el catecismo a más de 4000 niños, en grandes grupos a los que se explicaba la doctrina mediante manuales de preguntas y respuestas que los catequistas debían aprender y enseñar a repetir.
Los métodos sulpicianos se hicieron conocidos y se extendieron por toda Francia, pues por el Seminario de San Sulpicio pasaron muchas figuras célebres y multitud de jerarquías de la Iglesia.
La práctica se mantuvo a lo largo de siglos, incluso después de la Revolución francesa. Las catequesis de San Suplicio fueron modélicas, prolongando su existencia hasta mediados del siglo XX. Ya en tiempos recientes aportaron diversas iniciativas o sugerencias al movimiento catequístico francés. Entre esas iniciativas están los catecismos de primera comunión y los catecismos de perseverancia en el siglo XIX y los catecismos litúrgicos y los catecumenados juveniles modélicos en el siglo XX.
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